
En España, los empleados tienen derecho a renunciar voluntariamente a su trabajo en cualquier momento, haciendo saber a su emperador de forma oral o escrita su deseo de renunciar al puesto de trabajo. Pero ¿qué sucede si la incapacidad para trabajar se produce durante el período de preaviso? Para ayudarte, aquí encontrarás todo lo que necesitas saber sobre la renuncia y la baja por enfermedad.
La primera pregunta que puede venirte a la cabeza cuando te planteas dejar un trabajo o tienes un empleado que quiere renunciar a su puesto, es cómo se debe proceder y qué obligaciones tienen ambas partes para no tener problemas legales.
Aunque la renuncia al trabajo no requiere necesariamente una solicitud formal escrita y puede expresarse oralmente por parte del trabajador, lo más recomendable es optar por la primera opción. De esta forma se evitan problemas legales y se asegura una constancia documental en caso de necesitarla en un futuro.
También se deben respetar los plazos de preaviso que se establecen en el contrato de trabajo o en el convenio colectivo aplicable. Si no hay un plazo específico en convenio, se suele aplicar un preaviso general de 15 días naturales. Además, renuncia debe indicar la fecha en que el trabajador dejará de prestar sus servicios.
El plazo de preaviso es fijo. Es decir, no está sujeto a interrupción ni modificación. La legislación española indica que la situación de incapacidad temporal (baja médica) de un trabajador no interrumpe ni suspende el cómputo del plazo de preaviso. Es decir, si el trabajador está de baja médica durante el preaviso que ha comunicado, este plazo sigue corriendo normalmente y se entiende cumplido una vez finalizados los días estipulados, aunque el trabajador no pueda acudir físicamente al trabajo.
La baja por enfermedad no amplía el plazo de preaviso para la renuncia. La normativa laboral establece que el período de preaviso continúa su cómputo normal aunque el trabajador se encuentre en situación de incapacidad temporal (baja médica), sin que el plazo de preaviso se interrumpa o se amplíe por esta causa.
Aunque la baja médica sea por accidentes laborales, durante el período de preaviso tampoco se contempla formalmente que el preaviso se extienda por la duración de la baja. El trabajador debe comunicar su ausencia a la empresa y justificarla con el certificado médico correspondiente, pero el período de preaviso sigue el plazo estipulado en el convenio colectivo o el contrato.
Si la baja médica continúa más allá del período de preaviso y éste ha finalizado, aunque el empleado no tenga contrato, puede seguir cobrando la prestación económica correspondiente a la incapacidad temporal, que abona la Seguridad Social o la mutua médica, no la empresa. Esto significa que, una vez finaliza el contrato y se abona el finiquito, el empleador ya no tiene ninguna obligación económica relacionada con la baja del trabajador. Esto se debe a que la baja médica y la prestación sanitaria son un derecho independiente de la relación laboral.
La respuesta es sí. Un trabajador puede renunciar estando de baja médica, y la empresa debe gestionar la baja voluntaria igual que en cualquier otra situación. Sin embargo, al renunciar durante una baja médica, el trabajador puede perder ciertos beneficios legales asociados a la incapacidad temporal y no tendrá derecho a indemnización ni prestación por desempleo salvo excepciones. El finiquito deberá ser pagado en el plazo habitual, que suele ser dentro de 15 días tras la finalización del contrato.
Cuando un trabajador renuncia estando de baja médica, la empresa debe actuar cumpliendo las mismas obligaciones que tendría si el trabajador no estuviese de baja. En primer lugar, la empresa debe reconocer la renuncia, aun cuando el trabajador esté incapacitado para trabajar físicamente. Durante este período, la empresa debe seguir cotizando a la Seguridad Social por el trabajador y gestionar correctamente los partes de baja, confirmación y alta si procede, a través del sistema telemático correspondiente. La comunicación oficial de la baja médica la realiza la Seguridad Social, pero es recomendable que el trabajador informe a la empresa para mantener la buena fe laboral.
La empresa debe preparar y pagar el finiquito al finalizar el contrato, dentro del plazo legal, incluyendo todos los conceptos adeudados hasta la fecha de extinción, independientemente de que el trabajador esté de baja médica. Asimismo, la empresa puede denunciar irregularidades o sospechas de fraude en la baja médica ante la mutua correspondiente.
Durante la baja por enfermedad dentro del plazo de preaviso de dimisión, el trabajador tiene derecho a percibir la prestación económica correspondiente a la incapacidad temporal, que habitualmente es gestionada por la Seguridad Social o la mutua según la causa de la baja. Esta prestación suele ser un porcentaje de la base reguladora (por ejemplo, el 75% en caso de contingencias profesionales).
Es importante tener en cuenta que no existe una obligación legal general de que la empresa complemente la prestación de la Seguridad Social. Aún así, algunas empresas pueden contemplar mejoras salariales por convenio colectivo, pero como hemos dicho, no es un derecho universal.
Si un trabajador renuncia voluntariamente a su empleo estando de baja médica, no tiene derecho a cobrar la prestación por desempleo (paro) tras la finalización del contrato, ya que la ley establece que la baja voluntaria no genera derecho a esta prestación. Durante el tiempo que dure la baja médica, mientras el contrato siga vigente (por ejemplo, durante el preaviso), el trabajador seguirá percibiendo las prestaciones por incapacidad temporal de la Seguridad Social o mutua. Sin embargo, una vez que el contrato termine por la renuncia, y cuando se reciba el alta médica, ya no se puede solicitar la prestación por desempleo derivada de ese contrato.
La diferencia fundamental entre renunciar estando de baja médica y ser despedido durante la baja radica en la iniciativa y las consecuencias legales y económicas.
Cuando un trabajador renuncia estando de baja médica, la decisión es voluntaria y da lugar a la extinción del contrato sin derecho a indemnización ni a la prestación por desempleo. En este caso, el trabajador debe respetar el período de preaviso, y la empresa debe pagar el finiquito.
Por otro lado, el despido durante una baja médica puede ser legal solo si existe una causa objetiva o disciplinaria justificada, y el despido no puede basarse exclusivamente en la situación de incapacidad temporal. Si la empresa despide al trabajador exclusivamente por estar de baja médica, el despido puede ser declarado improcedente o nulo, lo que implicaría la readmisión del trabajador y el pago de los salarios dejados de percibir, además de una posible indemnización. En el caso del despido, el trabajador puede tener derecho a la prestación por desempleo si cumple con los requisitos, ya que el cese es involuntario.
Un empleado que está de baja médica durante el período de preaviso no queda exento automáticamente de cumplir dicho preaviso, ni pierde la obligación de comunicar su renuncia con el plazo establecido. Durante la baja, el trabajador no está obligado a acudir físicamente al trabajo, ya que está legalmente incapacitado para ello y el cómputo del preaviso sigue corriendo normalmente.
Si un trabajador no respeta el período de preaviso al renunciar a su empleo, puede enfrentarse a varias consecuencias importantes. Lo más frecuente es que la empresa tenga derecho a descontar del finiquito la cantidad correspondiente a los días de preaviso que no se han cumplido. Por ejemplo, si el convenio establece un preaviso de 15 días y solo se presentan 5, la empresa puede descontar los 10 días restantes del salario final. En algunos convenios, estas penalizaciones pueden incluso ser mayores, llegando a descontar el doble por cada día sin preaviso.
En casos extremos, la empresa podría intentar reclamar judicialmente daños y perjuicios si demuestra que el incumplimiento ha tenido un impacto económico significativo, aunque esto es poco habitual. También hay un efecto reputacional, ya que la falta de cumplimiento puede perjudicar las referencias laborales futuras y la imagen profesional del trabajador.
Para muchos empleadores es clave tener estratégias para conseguir que el menor número de empleados renuncien a su trabajo.
Para mejorar la retención de empleados, es clave crear un ambiente laboral positivo que fomente la comunicación abierta y el reconocimiento frecuente. Además, ofrecer oportunidades de desarrollo profesional y planes de carrera incentiva la permanencia, ya que los empleados valoran el crecimiento dentro de la empresa.
También es fundamental implementar flexibilidad laboral y beneficios competitivos que ayuden a equilibrar la vida personal y profesional, aumentando la satisfacción y compromiso. Estas medidas, combinadas con un liderazgo cercano y la participación de los empleados en la toma de decisiones, fortalecen el vínculo con la empresa y reducen la rotación.
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